El proyecto identifica un lugar de oportunidad compuesto por espacios vacíos, edificios en ruina o sin uso y espacios residuales en el centro de parcelas para ubicar un centro multifuncional para la juventud del distrito de Tetuán en Madrid, junto a las viejas cocheras de Cuatro Caminos.
El proyecto va reconociendo y clasificando las medianeras existentes para ir adaptándose a ellas como estrategia para encajar en el lugar. Así mismo se integran 3 edificios aislados existentes en el centro en el proyecto y son absorbidos por el edificio.
Esta forma de implantación provoca que el conjunto quede profundamente integrado en el barrio, respetando alturas y formas de edificios cercanos. Por ello se decide incorporar una torre en el centro, más alta que el resto de los edificios para que funcione como polo de atracción desde una media distancia. Atracción en la distancia y camuflaje en la cercanía.
La mayor parte del programa se eleva hasta la primera planta, dejando el máximo espacio posible en planta baja libre para poder regalárselo al espacio público, convirtiéndose en plazas, zonas de skate, parques o huertas urbanas. Este espacio público se mueve en torno al edificio fundiéndose con él.
El hormigón visto es el material elegido para esta primera planta de la estructura y para el espacio público, provocando una continuidad espacial que blinda este espacio para el futuro. A partir de este nivel la estructura pasa a ser metálica, mucho más ligera y proyectada para poder ampliarse en caso de necesidad.
La piel del proyecto se configura como un sistema que combina 3 materiales en dos pieles, una exterior y una interior. En función de las necesidades de iluminación, ventilación y aislamiento del espacio interior se van sucediendo distintas combinaciones de cerramiento